top of page
Adopción de Corazón

Apoyar la familia de origen

No conocía a Lidia, pero una amiga en común le recomendó hablar conmigo.


Un día, una mujer trabajadora de cincuenta y tantos años, llegó a hablar conmigo de sus nietos. Yo sentí la tristeza y desesperanza en su voz a medida que me compartía. "Ya no sé qué más hacer," me contó esta abuela de dos preadolescentes, y ha pasado a ser su cuidadora primaria, ya que sus padres se fueron del país, cada uno a buscar trabajo y una vida mejor. Su hija, la madre de los niños, ya tiene otra vida afuera. Su hijo, el tío (que era una figura paternal para los niños) acaba de irse a trabajar en el exterior, dejándolos a los niños con la sensación de abandono de nuevo, y a Lidia con el duelo de perder a sus hijos.


Esta situación es demasiado común ahora en Venezuela; las familias se están desintegrando relacionalmente para poder sostenerse financieramente y sobrevivir. Los abuelos, tíos y vecinos se están haciendo cargo de los niños. La mayoría de los que se van lo hacen buscando "una mejor vida para mi familia," pero uno de los efectos secundarios es que muchos niños están creciendo con abandono y sin la continuidad del apego con sus padres. "Mi hija los llama y quiere que le muestren cariño, pero no los puedo obligar." Ellos sienten que la mamá no los quiere, ya que tiene otra pareja e hijos donde vive.



Como seguidora de Jesús, sigo creyendo que el Señor nos ha dado una responsabilidad a los creyentes de ocuparnos de los huérfanos, las viudas y los solitarios. Como madre adoptiva y de acogida, sé que una forma de hacerlo es por medio de abrir nuestros corazones y nuestros hogares. Como trabajadora social, entiendo que difícilmente las iglesias, entidades cristianas o sistema estatales de protección a los niños, niñas y adolescentes, podrá dar cubrimiento a todos las necesidades de vulneración de derechos. Entonces no podemos olvidar un recurso muy importante que Dios ha provisto para sus pequeños: su familia de origen, tanto nuclear como extendida. ¿Cómo podemos apoyar la familia de origen para fortalecerla? ¿Cómo podemos así cuidar a los niños y jóvenes vulnerables?


Actualmente, me encuentro apoyando a mi iglesia local con la organización de los grupos de estudios bíblicos pequeños que se reúnen dentro de la iglesia y en casas alrededor de la comunidad. Después de tantos años de servir a Dios directamente con niños, adolescentes y sus familias vulnerables, especialmente como la “mamá” de una casa hogar, este nuevo rol me había hecho pensar que estaba distanciándome un poco de la “pasión de mi corazón”. 


Sin embargo, al estar conectada con tantas personas escucho muchas historias de familias que, como consecuencia de la migración masiva que enfrenta mi país durante la última década, están cobijando a sus sobrinos o nietos dentro de sus hogares; están asumiendo el rol de los padres que por razones de fuerza mayor no están, o incluso de aquellos que les abandonaron.


Lidia quería consejos para ayudar a sus nietos, quienes estaban comenzando con algunas reacciones desafiantes que ella no sabía como manejar, y preguntas que ella no sabía responder sobre el abandono que experimentaban. Dirigida por el amor de Dios para Lidia, la escuchaba y conectamos nuestros corazones. "Tu también eres importante, valiosa para Dios. Él tiene un plan contigo," le dije suavemente. Las lágrimas llenaron sus ojos y se desbordaron. Luego me dijo que hacía muchos años que no había llorado, incluso cuando falleció su madre.


La vi y validé sus sentimientos. Le invité a entregar su corazón, su vida y su dolor al Señor, para recibir a cambio su perdón y salvación. Ya han pasado varios meses y desde esa misma semana Lidia y sus nietos comenzaron a participar fielmente en la comunidad de la iglesia, alegres de ser parte de esta gran familia.


Su situación aparentemente no ha cambiado (sigue siendo la abuela que cuida sola a los nietos y sus hijos están en otros países), pero Lidia ya sabe que no está sola, sabe que Dios la ama, cuida de ella y de su familia, pero también sabe que cuenta con una familia de la fe que pueda sostenerla y acompañarla en los momentos de dificultad. Habiendo recibido la validación de sus propias dificultades, ahora esta abuelita tiene más recursos emocionales para ofrecerles a sus nietos. Ahora conozco a la mujer jovial y vivaz que estaba agobiada por las cargas de la vida cuando nos encontramos esa primera vez.


Así como el caso de Lidia, hay otros grupos pequeños de la iglesia donde asisten madres muy jóvenes solteras con sus hijos, y me gozo en ver como las maestras de estos grupos están yendo la milla extra para que estas mamás no solo reciban conocimiento de la biblia, sino que además, desde su ejemplo y compañía, les están enseñándo su valor como mujeres y a ejercer su rol como mamás. Esto también es apoyar la familia de origen para el bienestar de los niños vulnerables.


Están poniendo en práctica las instrucciones del apóstol Pablo a Tito, "Las mujeres mayores... han de enseñar a las jóvenes a amar a sus esposos e hijos, a ser prudentes y puras, a cuidar del hogar y a ser buenas y obedientes con sus esposos, para que nadie hable mal de la palabra de Dios." (Tito 2: 5-5)


En conclusión, algunas veces esperamos tiempos y espacios definidos para “hacer algo,” pero esas oportunidades pueden estar más cerca y de formas menos convencionales. Hoy podemos hacer la diferencia en la vida de una persona que cambiará su presente y sus futuras generaciones. 


"Él es padre del huérfano; él hace justicia a las viudas, es Dios en su santa morada. Él da familia al solitario y da libertad a los encarcelados, y estos cantan con júbilo." (Salmo 68:5-6)




Bibiana Peña vive en Mérida, Venezuela con su hija menor. Es trabajadora social y fue madre de una casa hogar en Colombia por 15 años.


0 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page