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Adopción de Corazón

¿Castigar = Amar?

Con humildad nos permitimos abordar un tema controversial: la “varita.”


Nuestros padres nos castigaron de una manera típica según nuestra cultura. Para muchos, eso significaba el uso de la chancleta, lo que hoy en día no se aprueba en la sociedad general. Hemos escuchado incontables historias que en resumidas cuentas dicen, “A mí me pegaban, y me sirvió.”


Muchos de ustedes profesan seguir a Cristo y se esfuerzan por implementar en sus vidas lo que leen y comprenden de la biblia, incluyendo en el área de la crianza de los hijos. Varios han criado a hijos biológicos y han usado métodos tradicionales de disciplina, los cuales funcionaron y sus hijos “salieron bien.”


Ahora se encuentran con un hijo por adopción o acogida, y se enfrentan con la necesidad de disciplinarlo. Nuestra meta como padres es formar el carácter de nuestros hijos, desde la conexión corazón-a-corazón. Cómo logramos esto dependerá mucho de nuestro estilo de disciplina. ¿Cuál estrategia usarán?



Primeramente, aclaramos que podríamos escribir un libro sobre este tema, pero nos limitaremos a tocar unos pocos puntos principales, para que cada familia los pueda tomar en consideración. Sin duda, en el futuro volveremos a escribir sobre la conducta y la corrección. Es decir, ¡sabemos que este artículo no es suficiente para abordar este tema! En Adopción de Corazón queremos animar el pensamiento crítico que pueda traer un cambio de paradigma necesario para nuestras familias. Buscar el bienestar máximo de los demás es actuar en amor. Hay un nivel de igualdad para todos, y otro nivel de individualidad de circunstancias y personas.


Podemos dividir los estilos de corrección en algunas grandes categorías:

  • Estilo Permisivo (basada en la creencia que el niño es por naturaleza “bueno” y no requiere corrección)

  • Estilo de Recompensas y Consecuencias (muy amplio, ahora veremos)

  • Estilo Abusivo (basadas en la vergüenza, el temor, y el uso incorrecto de la autoridad o la fuerza física)

Creemos que ni lo permisivo ni lo abusivo muestra amor, porque no prepara al niño para ser un adulto autónomo y auto-gobernado.


En cuanto a las recompensas y consecuencias, hay muchos estrategias y diferentes niveles de efectividad. Pueden incluir la economía de fichas, las amenazas, la pérdida de privilegios y la famosa varita, entre otros. Puede que tus padres usaron estos métodos, y/o tu lo usas con tus hijos biológicos, con excelentes resultados.


Sin embargo, los niños con una historia de adversidad temprana no responden de la misma manera. Muchos se ponen más desafiantes ante una amenaza de pérdida de privilegio. Otros se burlan de la disciplina física, o se acobardan y encogen de miedo. La economía de fichas resulta inútil porque a menudo no parecen entender las situaciones causa y efecto, así que no aprenden de sus errores para aplicar el entendimiento en el futuro.


El trauma ha cambiado sus cerebros. (En esta frase hay volúmenes por escribir; por hoy lo dejaremos como un hecho.)


Para un niño distinto, necesitamos estrategias distintas.


“Pero, la biblia dice!” me dirán algunos. (Por ejemplo: Proverbios 13:24, 22:15, 3:12 y Hebreos 12:5-11)


Nosotros no nos atrevemos a contradecir las escrituras, pero sí a traer una mirada desde el apego y el trauma. El plan de Dios era que la corrección descrita en su palabra ocurriera dentro del contexto de una familia donde el amor y el apego seguro rijan. Nuestros hijos adoptivos ya han perdido esa oportunidad.


Sin la base del apego, el uso de la varita muy fácilmente se puede convertir en una estrategia abusiva. Aun con nuestros hijos biológicos, la biblia nos advierte que no debemos actuar en enojo, ni provocar a nuestros hijos al enojo. (Ver Efesios 4:26, Salmo 4:4, Romanos 12:17, 19, 21, Efesios 6:4 y Colosenses 3:21) Si encuentras en ti una lucha por disciplinar sin enojo, harás el bien si te cuidas mucho de actuar sin antes gestionar tu propia emoción. Hagamos la práctica de preguntarnos antes de disciplinar, “¿Por qué el comportamiento de mi hijo produce tal enojo (molestia, dolor, etcétera)?” “Si se enojan, no pequen.” (Efesios 4:26)


Te proponemos una pausa del uso de la varita (o cualquier otra forma de disciplina física o por golpes) mientras aprendes más sobre el apego y los efectos del trauma complejo relacional... Y mientras trabajes en tu propia historia.


Este no es una llamado a la permisividad, necesitamos en señar a nuestros niños a una conducta apropiada y aceptable, pero a veces, pasamos mas tiempo y energía en cambiar una conducta y no en cambiar lo que produce esta conducta. Si logramos encontrar la necesidad detrás de la conducta, muchas conductas pueden desaparecer.


La meta de la corrección siempre será la conexión, (tu vara y tu cayado me infudirán aliento. Salmos 23:4b). Disciplina viene de la misma raiz de la palabra Discipulo, que significa "enseñar", ¿estamos creando discipulos que confian y se sienten seguros o generamos temor y verguenza? que nuestra vara sea como la del pastor que guía a la oveja, no el que la maltrata en su reacitividad porque no sabe manejar su enojo.


Preguntate a la hora de disciplinar:

  • Esta disciplina ¿se trata de mi hijo o de mi?

  • ¿estoy "disciplinando" en mi enojo? (venganza)

  • ¿Lo hago porque me preocupa lo que otros piensan de como estoy criando a mis hijos?

  • ¿Cuál es mi meta, una buena conducta o construir una relación fuerte que permite crecer y aprender?

  • ¿qué mensaje estoy dando a mi hijo, estamos juntos en esto o estamos separados?

  • ¿estoy castigando o enseñando?


Para cerrar, consideremos cómo aplicar en nuestras familias las instrucciones de Pablo a la iglesia de Tesalónica:


“Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos. Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes sino a todos.”(1 Tesalonicenses 5:14-15)



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