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Adopción de Corazón

Dolores Escolares

"El niño problema." "Es hiperactiva." "No puede aprender." "Es desafiante." "¡Un caso perdido!" La lista de quejas y rótulos de parte de los docentes se alarga. Las profesoras hablan entre sí y voltean sus ojos cuando se acerca tu hija. Ella empieza a darse cuenta.

Por otro lado, puede que estés escuchando un reporte diferente del colegio. Palabras como, "Una estudiante estrella." "Mi mano derecha." "Tan respetuoso y colaborador." ¡Pero aquel niño no es el mismo que llega a tu casa!


Podemos encontrar ambos extremos en nuestras familias compuestas por adopción y acogida. Ambos patrones de conducta pueden ser formas adaptativas de sobrevivir en el ambiente escolar. Por supuesto, una forma es aceptada (o incluso, celebrada) mientras que la otra es condenada (o demonizada).


Nuestros hijos han experimentado trauma complejo. El trauma complejo es el resultado de una situación crónica de negligencia, maltrato, o serias y constantes fallas en la sincronía emocional. Siempre se forma en una relación, normalmente con nuestros cuidadores primarios. No es "un evento traumático" solamente, sino que se forma con la falta de reconocimiento y acompañamiento en tales experiencias.


Las experiencias tempranas y formativas de nuestros hijos los han marcado. Se ha cambiado su cerebro física y químicamente. Empiezan a desarrollar dificultades regulatorias y organizativas , las cuales pueden llevar hasta un diagnóstico de salud mental en la adultez. Pero ahora, en el presente, en la infancia, en el colegio... ¿Cómo se ve? ¿Qué podemos hacer?


A menudo dichas dificultades "regulatorias y organizativas" se ven como impulsividad, inmadurez y dificultades de aprendizaje. La escuela tiene el potencial de activar los traumas vividos (aun pre-verbales, dícese antes de la memoria explícita). Los maestros son adultos en una posición de autoridad. ¿Cuáles lecciones aprendió tu hijo sobre la autoridad en sus primeros meses o años de vida?

  • ¿Se puede confiar en los adultos?

  • ¿Son personas que buscan el bienestar de quienes están debajo de ellos?

  • ¿Maltratan o cuidan? ¿Ayudan o lastiman?

  • ¿Se burlan o reconocen mis necesidades para suplirlas?

  • ¿Qué pasa cuando soy vulnerable?

Basado en sus experiencias, tu hijo evalúa inconscientemente la situación y toma una decisión de ¿cuál es la manera más adecuada de estar seguro delante de una autoridad? La respuesta se ve distinta para cada individuo, pero por lo general caerá en dos categorías básicas:

  • Hacerse el fuerte, el que no necesita a nadie (ni los quiere) = luchar

  • Complacer para ganar favor y buen trato = huir

Una tercera opción podría ser la desorganización (no parece haber una estrategia, sino que hay elementos de los dos). También hay situaciones en las que la persona "colapsa" o "se congela." Sin importar cuál sea la estrategia preferida o la escogida en una situación particular, todos representan un intento de sobrevivir ante un peligro percibido.


Cuando las personas están en modo supervivencia, no pueden aprender. En las situaciones que activan sus defensas, les cuesta atender, organizar, procesar, planificar, asociar lo aprendido y aplicarlo a la vida real.


Muchos de nuestros hijos son excelentes observadores y saben "leer" a las personas y situaciones. Es posible que en nuestro hogar utilicen una estrategia (pelear, desafiar) pero en la escuela consideran que otra funcionará mejor (complacer, perfeccionar). Para los que adoptamos o acogimos a niños mayores, podemos recordar la etapa de "luna de miel" en la que era un angelito. En los días difíciles tal vez nos preguntamos ¿adónde se ha ido mi niño santo? ¡Probablemente era una estrategia adaptativa para protegerse frente a unos adultos desconocidos!


¡Y ahora, lo que buscabas!

Algunas ideas para aliviar las dificultades escolares:


  • Edúcate sobre el trauma. Identifica sus posibles consecuencias en tu hija o hijo. (En la pestaña de cursos podrás encontrar un inicio para este viaje. También recomendamos varios libros y podcasts.)

  • Reconoce y reconsidera tus expectativas. Como padres, muchas veces tendremos que renunciar al hijo soñado, para celebrar y acompañar al hijo real que tenemos al frente.

  • Construye una relación de colaboración con los profesores y el equipo interdisciplinario que atiende a tu hija. Ten la mentalidad de que "Todos somos un equipo a favor de mi hija."

  • Ofrece una charla informativa para los profesores y administradores sobre los efectos del trauma complejo, cuando hayas aprendido, y sobre lo que tu estudiante necesita para tener éxito.

  • Si los maestros o profesionales lo recomiendan, hazle una batería de pruebas neuropsicológicas y sensoriales para diagnosticar o descartar. Es un tema controversial, y no necesariamente debe saber tu hijo lo que se está probando. Sin embargo, a menudo se precisa de un diagnóstico médico, para recibir la ayuda que necesita.)

  • Si la recomendación incluye algún proceso terapéutico, hazlo.

  • Aún si no hay una recomendación o queja específica, considera iniciar una relación con un terapeuta (tanto para ti como padre o madre, como para tu hijo o hija. Para saber por qué te decimos esto, lee "¿Para qué la terapia?" aquí.)


Sobre todo, te queremos animar. No estás sola. No estás solo. Somos muchos los que hemos pasado por este camino difícil de criar y educar a un hijo con trauma complejo y/o necesidades especiales. Como padres y madres, somos los abogados de nuestros hijos. ¡Podemos hacer cosas que son difíciles! Esperamos poder estar aquí para apoyarte, además de tener a personas de confianza quienes te escucharán sin juicio.


Y en los días en que sientes que no das más, que la situación nunca mejorará, y que ya fallaste, Dios siempre está, y se compadece de ti en tu debilidad, aún cuando más nadie puede estar presente o entender tu experiencia. Siempre puedes contarle tus fracasos e incapacidad, y recibir consuelo y esperanza (ver Hebreos 4:14-16).



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