"¡Simplemente no le da la gana de obedecer!"
¿Lo has pensado (o dicho) de uno de tus hijos? Yo sé que yo sí me he sentido así. Hay veces en que no parece haber otra explicación de la actitud o conducta de nuestros amados pequeñitos.
Pero, ¿será que realmente NO QUIERE?
¿Será que (sabiendo lo mal que le va a ir si desobedece) realmente prefiere la consecuencia negativa a la buena que le vendría por hacer lo correcto?
¿Qué tal si realmente NO PUEDE hacer lo que le estamos pidiendo? ¿si no puede cumplir con nuestra expectativa?
¿Cambiaría tu forma de ver las cosas o de responder?
Pero no es cierto, Emily. Sí es capaz, y lo sé porque ____ (inserta aquí tus razones empíricas)
por ejemplo:
No tiene ninguna discapacidad física
No está enfermo
Se porta divinamente con otras personas
He visto cómo puede elegir otras respuestas
Lo sé. Créeme que sí. Nosotros hemos tenido la misma lucha y las mismas conversaciones internas. Observamos la aparente realidad y llegamos a conclusiones como, "La niña PUEDE limpiar la habitación pero elige NO hacerlo." Luego le asignamos un juicio de valor: "Porque QUIERE hacerme enojar."
Pero ¿qué pasa si nuestro lente para observar y evaluar está empañado?
Aquí es donde entra el conocimiento sobre el trauma. (Este es un buen momento para leer el blog anterior: Trauma 101, si no lo has hecho ya.)
Vimos que el trauma produce conductas de sobrevivencia, inconscientes e involuntarias, en los niños (y adultos!) que han experimentado la adversidad temprana relacional.
Las conductas de sobrevivencia se categorizan en actitudes y acciones tipo HUIR, LUCHAR, CONGELARSE o COMPLACER.
¿El muchacho al que mentoreas o cuidas en un hogar grupal se retrae emocionalmente o físicamente cuando se incomoda? Puede ser la estrategia de huida.
¿Tu hija se pone histérica, gritando y peleando por cosas menores? Puede ser una lucha de sobrevivencia.
¿Tu hijo se queda en silencio e inmóvil ante tu petición o regaño, en vez de ponerse a obedecer? Puede ser una reacción de congelarse.
¿Tu hija es super obediente y nunca da ningún problema, aun cuando sería "normal" una mala actitud? ¿Sospechas que su obediencia externa no se alinea con su realidad interna? La complacencia puede ser su estrategia para protegerse.
¿Suena familiar?
A veces lo que a simple vista parece ser desobediencia voluntaria -- "NO QUIERE" -- puede tener otra explicación, desde la neurociencia. Los comportamientos maladaptativas (es decir, no funcionales en una familia o relación saludable) le sirvieron en algún momento de su infancia PARA SALVARLE LA VIDA. Volvamos a mirar los ejemplos que acabo de dar de "huir, luchar o congelarse":
Huida: Como no había ningún adulto seguro que lo escuchara, comprendiera y consolara, encontró la estrategia de encapsularse o tragarse todo, reprimiendo su necesidad natural de interdependencia.
Lucha: Tal vez aprendió que gritar y pegar patadas funcionó para que su cuidador maltratante la dejara en paz.
Congelarse: Quedarse inmóvil o desconectado emocionalmente frente a un agresor adulto, cuando era un bebé, puede haber sido la única manera de protegerse.
Complacer: Al acatar las ordenes y cumplir las expectativas de las personas que están a cargo a su alrededor (o quien parece tener el poder), puede evitar las amenazas a su seguridad.
Lo que le sirvió antes de llegar a tu cuidado son las únicas herramientas que trae. Va a tomar AÑOS contigo (y con una comunidad de personas seguras) para que pueda aprender otras estrategias y elegirlas en los momentos de dificultad relacional. (Sí, "dificultad relacional" también puede ser cuando hay que hacer la tarea, lavar los platos, o cualquier asunto de la vida cotidiana.)
Entonces, te sugiero amablemente cambiar tu lente interno de NO QUIERE a NO PUEDE. (Va a aliviar mucha presión y estrés para ti, aunque no trae cambios rápidos en ellos.)
Ahora bien, no quiero terminar este blog sin una advertencia:
El Trauma No Es Una Excusa.
Lo que anhelo con educarte más sobre el trauma es ayudarte a tener más comprensión y, por ende, compasión para tu hijo. También quiero aliviar la presión con la que has estado viviendo: no estás loco.
Y , también sé que quieres ayudar a tu hijo a poder adquirir estrategias relacionales funcionales.
El psicoterapeuta Carl Rogers dijo, "La paradoja curiosa es que cuando me acepto tal y como soy, entonces puedo cambiar."
Entonces, ver las conductas y actitudes de nuestros hijos adoptivos o de acogida por el lente del trauma NO ES lo mismo que decir "Así es; no puede obedecer y nunca cambiará, entonces ¿para qué pedirle algo diferente?"
¿Qué crees? Esa actitud o conducta es trauma o una excusa? Probablemente sí lo es, pero no es una excusa. Puedes utilizar métodos de crianza informados por el trauma, aceptando cómo son las cosas hoy por hoy, sin excusar tus hijos de poder crecer y cambiar en sus vidas.
Estamos en la cuerda floja, amigos. Entender la situación en la que nos encontramos nos permitirá ser más realistas en nuestras expectativas, más compasivos en nuestra percepción, y más pacientes con nuestro progreso.
Para aprender más sobre el trauma y la crianza adoptiva, te invitamos a tomar nuestro curso la próxima vez que la ofrecemos, y a aprovechar los otros recursos (libros y podcasts) que están aquí en Adopción de Corazón.
Comments