top of page
Adopción de Corazón

Motivación y Madurez

¿Por qué adoptaste?


¿Te lo han preguntado?

O tal vez han asumido el porque.

No puedes concebir.

Amas tanto a los niños que tu amor se desbordó en la adopción o la acogida.

Estabas aburrida y querías un nuevo reto.

Querías "ganarte el cielo" haciendo una obra de caridad.


A veces cuando la gente viene con sus suposiciones volteamos los ojos y los tachamos de nuestra lista de gente de entendimiento. Osea, enfrentamos sus prejuicios con los nuestros.

"Si no me comprendes, es porque eres incapaz de comprender."



Cuando yo era adolescente un personaje en una de mis películas preferidas pegó muchas monedas a un tapete, donde se habían caído. Cuando otro personaje se quejó porque no podía recoger las monedas, el primero sólo respondió, "No siento la necesidad de explicarte mi arte."


Si bien no TENEMOS que explicar nuestro motivo por acoger o adoptar, sí sería bueno tenerlo claro para nosotros mismos. Incluso, si llegamos a sentirnos cómodos con nuestra respuesta, tendremos oportunidades para educar y concientizar a nuestra red social de parientes, amigos y vecinos curiosos. Esta educación solamente se podrá brindar cuando estamos tranquilos y seguros con la respuesta, no a la defensiva, ni menospreciando a los que no comprenden o no piensan igual que nosotros.


¿Por qué adopté?

¿Te lo has preguntado a ti mismo?


Tal vez sí tenía que ver con la fertilidad.

Tal vez sí tenía que ver con tu amor, tu pasión por ver a los huérfanos en familia.

Tal vez sentiste algún tipo de llamado a hacerlo, aun sabiendo que sería un reto.

Tal vez pensaste que recibirías alguna recompensa.


¿Qué clase de recompensa?

¿Entraste a la adopción esperando "salvar" una vida?

¿O pensando que convertirías a un niño endurecido en una fuente de amor?

¿Querías recibir amor?

¿Querías recibir la aprobación de otros? ¿O de Dios? ¿O de ti misma, en tu estándar interno?

¿Qué esperabas recibir a cambio de tu entrega?


A veces en este camino adoptivo se siente que no hay recompensa. Un autor lo describió bien cuando escribió, "Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes. Si los amo hasta el extremo, ¿me amarán menos?"*

Le parecía increíble que sus sacrificios no fueran recibidos y reciprocados.


Sin embargo, muchos de nuestros hijos no pueden recibir nuestro amor, a pesar de todas las maneras en que se lo mostramos. Un bebé debe aprender a recibir amor y cuidado. Aquella es la tarea de la infancia, que fue interrumpida para nuestros hijos. Un bebé demanda y requiere; es su derecho y su necesidad. No importa la edad que tengan nuestros hijos (o nosotros mismos); lo primero es aprender a recibir, sin culpa y sin vergüenza.


¿Y cuando logran esa etapa? Ya se pasan a la madurez de un niño, que aprende a reconocer lo que necesita y expresarlo, y aprende lo que es realmente satisfactorio en la vida. Nota que aquí no hay nada de dar o reciprocar lo que recibe. La tarea del niño o la niña es aprender a cuidarse a sí mismo/a, no a cuidar a otros.


Hasta que no hayamos quemado las etapas de infante y niño, no podremos entrar a la etapa adulta. En la adultez, debemos aprender a conocer y expresar nuestro corazón, ser parte de un grupo, y buscar la satisfacción mutua. Podemos buscar suplir nuestras necesidades Y las de otra persona. Anhelamos esta etapa con nuestros hijos, pero no llegará pronto. (De hecho: ¿has llegado a esa etapa con tus propios padres? o aun te falta crecer?)


Si somos muy afortunados, y tenemos una comunidad a nuestro alrededor que apoya nuestro desarrollo, podemos avanzar de la etapa de adulto a la de padre/madre. No hablo de la capacidad de engendrar o concebir un hijo, o adoptarlo. Hablo de la madurez parental. Esta es la que pone las necesidades propias a un lado y cuida de otra persona. El enfoque cambia de "lo que yo quiero o necesito" a "cómo puedo ayudarte a suplir tus necesidades o deseos?"

Esto nos puede drenar.

Necesitamos de otros adultos para tener relaciones mutuas, para reponer lo que los pequeños sanguijuelas nos han chupado--- digo, para refrescarnos después de tantos sacrificios parentales.


Ojo: ¿Hay parte de ti que está esperando que tu hijo/a supla tus necesidades o deseos?

Pregúntatelo. Y escucha la respuesta.


Esa parte--la que quiere que te ame, que te reciproque, que te pague por toda tu entrega-- puede que aún está en una etapa de niño o infante.


Si estás leyendo esto ANTES de adoptar o acoger, y encuentras estos deseos, ¡ALTO! Primero ve y trabaja en ti mismo/a. Sana, crece, madura. Recibe lo que necesitas recibir, para poder tener algo que dar. La terapia puede ser parte, pero no lo suplirá todo. Necesitas una comunidad, una familia, unos amigos.


Si adoptaste para que te amaran, nunca te va a llenar. Un bebé no puede suplirle las necesidades a otro bebé. Ya estás metida/o en el cuento. Con más urgencia aún, ve y busca ayuda. Refuerza tu conexión con la comunidad. Pide a personas más maduras acompañarte. Busca a personas que ya han criado a sus hijos y en los cuales percibes cierta cualidad de paz, de deleite e interés sincero en otras personas. Alguien que actúa como sí mismo bajo circunstancias difíciles. (Esta persona probablemente está en la última etapa de madurez humana: anciano/a).


Con el tiempo y el trabajo duro (otra cosa que debemos aprender a hacer en la niñez), maduraremos. El mismo autor les escribió a otros amigos, "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos."**


No nos cansemos, amigos. Ser padres y madres es para duros. Maduros. Y si permitimos, la crianza puede ayudar a madurarnos de la etapa adulta a la madurez parental.




Para aprender más sobre las etapas de madurez en la vida humana, puedes leer El Gozo que Restaura por Dr. E. James Wilder, et al.


*2 Corintios 12:15, la biblia. Escrito de Pablo a sus hijos espirituales en Corinto, Grecia.

**Gálatas 6:9, la biblia. Escrito de Pablo a sus hijos espirituales en Turquía central.

20 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page