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Adopción de Corazón

Se necesita una aldea...

Todo niño necesita una familia, y cada familia necesita una comunidad.

Alex Cáceres, Presidente de ABBA, Adopción y Acogimiento Familiar de México, A.C., comparte sobre la importancia de tener y hacer comunidad para las familias adoptivas y de acogida temporal.


Cada historia de adopción contiene de manera natural ingredientes como dolor, pérdida, soledad, pero también esperanza, amor y gratitud; además todos nos hemos encontrado con historias de adopción plagadas de retos, errores y sufrimiento. Y no puede ser de otra manera porque al traer a nuestros hijos a casa después de haberlos adoptado, traemos con ellos sus historias, sus diagnósticos y el dolor de todas las pérdidas que han experimentado antes de llegar a nosotros y aún desde su concepción y el periodo de gestación en el vientre de su madre biológica.


Cuando un niño es adoptado, esperamos también que, de manera natural, sus padres se esfuercen por brindarle lo mejor en cada sentido posible, inviertan su tiempo, su amor y sus recursos para que su hijo tenga las mejores probabilidades de desarrollarse plenamente y de enfrentar los retos de la vida con éxito. Esperamos que la familia se una en torno a él y trabaje en conjunto para que se sienta bienvenido, amado, bendecido y protegido. Lo que muchas veces escapa de nuestro cálculo es que la familia que está luchando a brazo partido porque su hijo, recién integrado al seno familiar, tenga siempre el mejor apoyo posible, muchas veces enfrenta en soledad cada uno de los nuevos retos que tocan a su puerta.


Las familias que han sido bendecidas con una adopción muchas veces se encuentran rodeadas de familiares, amigos, miembros de la iglesia e incluso líderes espirituales que no saben absolutamente nada de adopción y, en los peores casos, ni siquiera están dispuestos a aprender o a acompañar pacientemente a las familias en la nueva etapa de cambios inaugurada en la adopción. A lo largo de nuestro ministerio he encontrado incontables historias de familias que, aún rodeadas de personas, se sienten solas y empiezan a colapsar bajo el peso de la compleja realidad de la adopción; muchas de ellas sufren en silencio, pero otras han intentado desesperadamente encontrar compañía, consuelo y ayuda sin ningún éxito.


A través del trabajo de ABBA (Adopción y Acogimiento Familiar de México, A.C.) nos hemos esforzado en visibilizar esta realidad y compartir con todos la realidad de que, así como cada niño necesita desarrollarse en el seno amoroso de una familia, cada familia debe estar rodeada y sentirse apoyada en cada sentido por una comunidad saludable que se convierta en fuente de compañía, consuelo y ayuda para ellos.


Si tu familia ha sido tocada por la adopción o la adopción está en tus planes, quiero invitarte a que construyas amistades firmes y te rodees de una comunidad que esté dispuesta a acompañarte porque, como dice el proverbio africano: “se necesita a toda una aldea para criar a un niño”. Habla abiertamente con tu familia, con tus amigos y con tu comunidad de fe, e incluso con tus vecinos, acerca de tus planes o de los retos de tu adopción; no temas hablarles sobre los desafíos que enfrentas al ser padre adoptivo o al prepararte para convertirte en uno, ni pases por alto tus sentimientos negativo o tu cansancio cuando te pregunten cómo te sientes. Aunque es cierto que no todos querrán ayudarte ni todos tendrán la capacidad de hacerlo, siempre estarás abriendo las puertas a la posibilidad de que alguien te tienda la mano y acepte formar parte de tu aldea.


No temas tampoco a invitar a aquellos que tienen fortalezas particulares y que podrían resultarte útiles al acompañarte en la aventura de la adopción: busca al amigo que estará dispuesto a escucharte mientras toman un café, al pastor que siempre está dispuesto a orar contigo, a los tíos o abuelos que pueden compartir contigo su sabiduría y experiencia, a aquellos que han adoptado antes que tú, a la amiga que siempre estará encantada de hacerse cargo de los niños una tarde o aquella que no dudaría en ayudarte a cocinar para un par de días o a surtir la despensa por ti. Siempre considera añadir a tu aldea a los profesionales que pueden ayudarte a desarmar las crisis más complejas que, de seguro, enfrentarás en algún momento; entra en contacto con médicos, nutriólogos, psicólogos, consejeros, y pastores que pueden convertirse en tus mejores aliados.


El mundo actual nos brinda también la oportunidad de crear aldeas cuyos miembros se encuentran en todo lo ancho y largo del mundo entero; así que no menosprecies la posibilidad de que algunos de los miembros más valiosos de tu aldea estén en otra ciudad o incluso en otro país y te vean a través de una video llamada que se puede convertir en tu dosis semanal de aire fresco.


Por otro lado, si tú conoces a una familia que está enfrentando los retos de la adopción sin el apoyo que necesita, no dudes en acercarte y esforzarte por convertirte en un miembro de su propia aldea. Hay muchas cosas que puedes hacer para caminar junto a una familia adoptiva y brindarles tu apoyo, aquí te comparto algunas ideas:

  • Llama a los papás para averiguar cómo se sienten y ora por ellos.

  • Invita a los papás a tomar un café y conversar.

  • Ofrece acompañarlos cuando tengan una cita médica con sus hijos o cuando tengan que visitar un juzgado durante el proceso.

  • Envíales ocasionalmente la cena a domicilio.

  • Habla con el equipo pastoral de la iglesia para que tengan presentes las necesidades especiales de la familia adoptiva.

  • Invita a los niños a pasear contigo algún fin de semana para que los papás tengan un tiempo a solas.

  • Entrégales una tarjeta de regalo que puedan canjear por lo que ellos necesiten.

  • Regálales a los padres un libro.

  • Ayúdales a buscar ayuda profesional cuando sea necesario.

  • Simplemente hazte presente y déjales en claro que pueden contar contigo.

Recuerda que fuimos creados para vivir en familia y para formar parte de una comunidad donde todos cuidemos unos de otros; ten siempre en mente que el propósito de Dios es poner al solitario en familia (Salmo 68:6).






Alex Cáceres está casado con Mónica Aguilar y juntos son los padres de tres hijos por adopción y biología. Juntos iniciaron, en el 2016, "ABBA Adopción y Acogimiento Familiar de México, A.C." con el fin de movilizar a la sociedad y las comunidades de fe en México para ver cumplido el sueño de que todos los niños, niñas y adolescentes vivan en familias que les provean un entorno sano, protector y adecuado para su pleno desarrollo.



A partir de este año Alex es, también, Coordinador Global de Domingo para el Huérfano (Orphan Sunday, una iniciativa de Christian Alliance for Orphans, CAFO).


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